martes, 20 de diciembre de 2011

El nombre del viento

Todos nos contamos una historia sobre nosotros mismos. Siempre. Continuamente. Esa historia es lo que nos convierte en lo que somos. Nos construimos a nosotros mismos a partir de esa historia...

Lo interpretaba como si llevara una máscara, pero al final se lo creyó. Su ficción se convirtió en realidad...

No dejes que la máscara te confunda. Ves motitas de luz en la superficie del agua y olvidas la honda y fría oscuridad que hay debajo...

Silencio triple...
Volvía a ser de noche, reinaba el silencio, un silencio triple. El primer silencio era una calma hueca y resonante, constituida por las cosas que faltaban... Un hombre esperaba el sueño con los ojos abiertos en la oscuridad, inmóvil. Eso añadía un pequeño y asustado silencio al otro silencio, hueco y mayor... El tercer silencio no era fácil de reconocerlo. Estaba en la débil luz de una vela, estaba en el desorden de unas hojas arrugadas, y estaba en las manos de un hombre allí sentado, ignorando deliberadamente las hojas que había escrito y que había tirado mucho tiempo atrás. El tercer silencio era suyo. Así debía ser, pues ése era el mayor de los tres silencio y envolvía a los otros dos. Era profundo y ancho como el final del otoño. Era grande y pesado como una gran roca alisada por la erosión de las aguas de un río. Era un sonido paciente e impasible como el de las flores cortadas; el silencio de un hombre que espera la muerte....

Unos fragmentos que me gustan entre tantos...

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