miércoles, 22 de abril de 2015

Ausencias

    Con prisa pero con calma camino por el tortuoso destino de mi alma que plaga mi mente de inclemencias a la hora de afrontar este mundo lleno de demencia. A cada paso menos cuerdo, pero sigo avanzando, a cada metro más magullado, pero no me detengo, no paro. Mirarse cada día al espejo no es más que otro reto, otro reto que asumo, y me lo fumo, como tantos más que han llegado o están por llegar, hasta que mi cuerpo no pueda más. Avanzo y avanzo, zarzas y trastos, preguntas y respuestas, más tristes relatos, otro poema en las puertas de mis manos ¿para qué? Otra vez olvidaré la suciedad de un corazón ya olvidado, otra vez me anunciaré que nada es en vano, y ya no sé cuanto tiempo más me engañaré con poemas de tres al cuarto. Seguiré tirado, observando, ignorando lo malo, dejando salir de mis entrañas aquello que no quiero contar al atar cabos. Pero tan a menudo me ausento de mí mismo que igual ya todo está perdido, que igual todo ha tomado otro camino, pero yo nunca me fui por el sendero fácil, no me tiro y aún menos lloro y me rindo. y aquí sigo con mi lucha, con mis pecados y denuncias, con mi falta de fortuna. Hasta que acabe mi tiempo seguiré defendiendo lo poco que le queda a este mundo, algo de educación y un poco de verdad. Hasta que acabe mi tiempo, claro está.
    Ausencias, inseguridades, ataúdes cerrados con clavos y doble atornillado, son las debilidades que hoy por hoy toca olvidar como simples inquietudes, y así dejar de verlas en los demás, que la empatía siempre se me fue de las manos y nunca la terminé de cuajar en esta realidad, que el dolor que absorbo también a veces lo doy, y yo, yo solo quiero algo de libertad, felicidad. Bueno, eso, y que nunca falte papel y tinta, que si lo demás es solo un sueño, eso es mi vida, lo único de lo que soy dueño...