miércoles, 30 de noviembre de 2016

lunes, 6 de junio de 2016

Redención y rendición


Otro soldado del destino


miércoles, 9 de marzo de 2016

Dejarse llevar?



                Déjate llevar, esa voz que no sabes de donde viene ni sabes a quien se lo escuchaste decir, no cesa de sonar en tu cabeza una y otra vez, más como una obligación que como un deseo, y aún así, siempre que hay ocasión te dejas llevar, una y otra vez, y perderse de verdad. Pero siempre al día siguiente vuelve el peso del tiempo, vuelve el mundo real, y no hay más, de nuevo a pelear por buscar lo que necesitamos o queremos, y ya estoy harto de esta humanidad que crea en el humano la propia necesidad de separarse, de deshumanizarse. No hay manera de continuar sin que alguien te dé el visto bueno, no se puede seguir si no hay alguien que te lleve, no se puede elegir sin que te delimiten las opciones, básicamente existe dependencia, y nosotros, que vivimos en esta supuesta libertad y ni siquiera el prójimo es capaz de sacrificar un ápice de su bienestar por el progreso común, somos presos de la sociedad, y apenas nadie se atreve a preguntar por qué tiene límites la libertad. Aún así cuando se haga siempre habrá algún ilustrado que sepa contestar, igual que muchos filósofos lo tratan en algunas de sus extensas y complejas ideas, y ninguna respuesta me valdrá, en mi cabeza como excusas explotaran cada una de sus palabras. Solo excusas, intentaran explicar la necesidad de tal límite para evitar tal problema, pero solo pensaré que dicho límite choca contra mi infinitud, la infinitud del ser humano. Podré comprender algunas razones, pero nunca serán nada importante, puesto que si los problemas no se tratan de raíz, siempre estarán, aunque los delimites, y yo, más radical, prefiero pensar que la coherencia y la conciencia del ser humano podrían evolucionar con ayuda de la educación, crecer, hasta el punto en que los límites solo se los ponga uno mismo, pero eso solo son reinos utópicos, pues nadie quiere aprender a convivir de verdad, una sociedad básicamente meritocrática y vanidosa no puede evolucionar a tales puntos de empatía y respeto necesarios para que el humano viva, conviva y se realice en comunidad. Por tanto la voz que repetía el ‘’déjate llevar’’, no era más que otra solución de la sociedad para perpetuar la ignorancia, el hacerte creer que tienes opciones cuando solo existen límites y problemas por todas partes, pero ahora que lo sé, la voz que me lo dice a mí tiene otros fines. Me dejaré llevar, lejos, muy lejos de lo convencional, del que dirán y del por qué está mal, me dejaré llevar y me dejarán que los lleve en busca de otra libertad, de otra sociedad, en resumen, de otra forma de vivir en colectividad, sin que el dinero y las personas pisen sueños y deseos aún a estrenar. Me dejaré llevar por la revolución.